Tributo a los hombres de la luz.1

The tragic joke of human history is that
on any of the altars men erected, it was
always man whom they immolated
and the animal whom they enshrined

AYN RAND
Atlas Shrugged


Él es el mal, el símbolo de la debilidad que late en el corazón de los hombres.
Arde sobre ellos, recordándoles sus miedos. Como los cuatro jinetes, es imparable. Trae peste para el hombre que se cree animal, que gusta de la corrupción y su hedor. Lleva guerra para aquellos que sólo quieren ver la muerte y vivir de ella. Regala hambre a los abandonados que se arrastran por las calles.
Finalmente, premia a todos con la muerte. Ninguno se escapa, ése es el destino común que comparten.
Así, los días pasan y el va de un lado a otro, sembrando la duda y el miedo.
Desde arriba, contempla un hombre de mente mediocre, que es incapaz de pensar porque le fastidia. Camina distraído por la ciudad, guiado por emociones en conflicto. Le es más fácil vivir sin saber. Solo desea que el día se acabe para llegar a casa y ver televisión.
Era otro mas entre todos. Como el, billones se movían buscando el camino más fácil, viviendo de instintos y caprichos, sobreviviendo sin querer llevar la responsabilidad del conocimiento.
Sin embargo, hay un enemigo que ronda consciente de lo que Él hace. También posee el corazón de los hombres, débil y corrompible, pero también posee su mente, su conciencia como ser pensante. Él aprendió a vivir con sus miedos, haciéndolos parte de su vida y no dejándose dominar por ellos. Sabe que siempre estarán ahí y que son una parte del todo que compone su esencia. Los respeta y los usa. No para sufrir, sino para sentir el mundo y disfrutarlo, viéndolo nacer y morir en el ciclo de las cosas. Es la alegría del movimiento perpetuo, la constante de la vida.
Es por eso que sabe que ganará, porque la vida como tal no es posible negarla. Algunos sucumben y deciden acabarla, pero él no. Por eso combate la mediocridad y el miedo. Su objetivo es forjar un mundo mejor haciendo realidad sus sueños.
Mira hacia arriba y ve la luna. Son pocos los que la ven. En el mundo del cemento y la televisión casi todos la ignoran. No importa, él sabe que, llegado el momento, todos la miraran absortos por su presencia y descubrirán no al ojo de fuego, sino la eternidad que pende sobre sus cabezas.

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